Hace años me sentía culpable por descansar.
Dormía una siesta o me tumbaba al sol y era una sensación agridulce.
Como si estuviera perdiendo horas de aprender cosas nuevas.
Hoy para mi es parte del trabajo.
Descanso hoy para trabajar mejor mañana.
El descanso de la guerrera.
Los auténticos guerreros veneraban sus horas de reposo. Todo estaba previsto para ello.
El año pasado mi marido tumbado en el jardín, lleno de cipreses y fuentes, dijo «me siento como un romano que ha vuelto de la guerra y está comiendo, durmiendo y bebiendo para coger fuerzas».
Y así me tomo estos días.
Por eso, estaré unas semanas sin mandarte mi correo diario. Lo echaré de menos pero llegaré con ideas frescas y renovadas.
El resto, a disfrutar del placer adulto.
Te animo a que hagas lo mismo.
Sea un día o 15.
Tómate en serio tus vacaciones.
Iré contestando pero a un ritmo más veraniego.
Hablamos pronto.
Un abrazo,
– Rocío
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