¿Por qué no puedo cambiar? Por algo será

Si una persona tiene ansiedad, lo más probable es que le sucedan una de estas 3 cosas (o las 3):

1. Su cuerpo está agotado
No le está dando el descanso o el combustible necesario. Saca a su cuerpo del equilibrio y le fuerza a generar síntomas, que surgen para restablecer la armonía. Necesita nuevos hábitos.

2. Sus pensamientos han de ser revisados
No es lo externo el problema, sino cómo lo está enfocando. Un re-foco positivo comienza a aportar claridad mental, deja de percibir amenazas y el sistema nervioso se relaja.

3. Su realidad externa requiere algún tipo de acción
No es que tenga que pensar en positivo. Eso sería negar, posponer o evitar la realidad. Lo que tiene que hacer es cambiar algo. Dejar el trabajo o la pareja, poner distancia con un familiar, pedir…


Suena como muy fácil, ¿no? Localizo el problema, lo resuelvo y adelante.

La ansiedad se debería esfumar.

¿Por qué nos cuesta ver las cosas?

¿Y una vez vistas, por qué nos cuesta cambiarlas?

¿Por qué nos complicamos tanto?

Si tienes que dejarlo, déjalo.

Si tienes que decir no, di no.

Si tienes que dejar de comer mal, déjalo.

Y ya está. Simplemente hazlo.

¿No?

¡Tantarán, tantarantán! (onomatopeya de redoble de tambores…)

¡Damos la bienvenida a las famosas resistencias!

Resistencias de acción y de conciencia.

Si no existieran, habríamos creado una sociedad ideal de SúperHombres, túnica blanca, salud óptima, belleza cósmica e iluminación celestial.

O….

Habría supuesto nuestra destrucción.

Las resistencias tienen su función.

Por motivos evolutivos, la Madre Naturaleza nos otorgó un recurso muy valioso. Quería darnos un escudo invisible que nos protegiera del mundo y de nuestra propia oscuridad.

Y creó el miedo.

Lo ideó como una energía.

Una energía que podría ser activada a través de los pensamientos, en forma de imágenes, sensaciones o sonidos. Por ejemplo, en forma de resistencias.

Sabía que en algunos casos, se nos podría ir de las manos y confundirnos. Podría convertirse en ansiedad.

Pero es lo que sucede con las armaduras. Ninguna es perfecta. El hierro se oxida, la madera se quema y el plástico se fisura.

Hay que entrenar, hacerla tuya y saber cuándo usarla.

Me gustaría ayudarte a mejorar tu gestión del miedo. Si localizas alguna resistencia, hónrala, explórala. Tiene su intención positiva. No te enfades, sólo tómala como una información valiosa y protectora. Desde ahí, le darás espacio para que se confíe y disuelva.

Somos perfectos.

Un abrazo,

– Rocío


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Consejos para transformar tu ansiedad basados en la experiencia

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