Me escribe un cliente, presentándose.
«Hola Rocío, soy fóbico social».
Como si yo hiciera la ficha según el diagnóstico, antes siquiera de poner nombre y apellido.
Nombre: Fóbico
Apellido: Social/Agora/Obsesivo
Las cosas en psicología son un poco más complejas (o sencillas, según lo mires).
Este chico en concreto llevaba unos años con ansiedad, desde un primer ataque de pánico. A partir de ahí, las situaciones sociales le suponían un gran esfuerzo ya que estaba pendiente de que no se lo notaran, de controlar sus síntomas sin perder el hilo de la conversación y de no perder el control y hacer el ridículo.
Pero luego matiza que es extrovertido, que le gusta estar con gente y que jamás le había pasado esto.
Hello! Si quitas la ansiedad de la ecuación, no hay fobia social por ningún lado.
¿Entonces es fóbico social o no lo es?
No.
Quizás tenga un comportamiento de apariencia fóbica en determinados contextos (en otros no), pero no interesa etiquetarlo como tal. No hay que trabajar desde ahí. Si lo haces, el cerebro crea una categoría y empieza a generalizar asociaciones para economizar recursos.
Gente = ansiedad
Para el cerebro es mucho más fácil operar así, aunque el resultado sea negativo.
Esta persona no tiene ningún rasgo que le haga «ser» fóbico, es una cuestión conductual que se ciñe a un periodo determinado. Sólo está bajo la influencia de la ansiedad.
La niebla no te deja ver con claridad, por mucho que tengas una vista de lince.
¡La de pacientes inteligentísimos que he tenido que se han sentido completamente tontos en tiempos de ansiedad! Como si no pudieran sumar 2+2 (sabían que era 4 pero hasta dudaban de eso), o entender un texto mínimamente complejo.
¿Eso les hace tontos?
No.
Cuando la ansiedad está instalada, no eres tú.
O sí, pero con una borrachera química-mental temporal.
¿Eres tú mismo cuando llevas varias copas de más?
Sí, pero no.
Cuando se está yendo la ansiedad (o la borrachera), vuelves a serlo, pero con más y mejores recursos, al haberla superado.
Es fundamental que cuides cómo te presentas, defines y sitúas. Ante ti y ante el resto. Porque eso va a determinar tu creencia de hasta dónde puedes llegar.
¿Quieres llegar a ser quien quieres llegar a ser?
Vente a verme y te cuento cómo aquí.
Un abrazo,
– Rocío