Mi mayor deseo es que te recuperes de por vida.
Y como quiero ser congruente, tengo que decirte esto.
Si sigues con ansiedad prácticamente cada día y todavía no haces estas dos cosas, nuestra historia de amor está condenada al fracaso.
1. Haces ejercicio por lo menos 3 veces a la semana y cuidas tu fisiología a diario.
2. Cuidas lo que comes, has reducido notablemente el azúcar, el alcohol y las grasas saturadas.
Si no haces esto, ya puedes tener un transformador nuclear de pensamientos negativos de última generación recién importando de Taiwan, que ni eso te va a servir.
Ni eso.
La ansiedad – y la calma – se generan y se sienten en el cuerpo. Un cuerpo sometido a tortura es un cuerpo torturado, declaración obvia y verdadera.
No tengo más que decirte por hoy.
Puede que me digas que no tienes tiempo. Que con tanta ansiedad, no puedes controlar lo que comes, y que además el problema es que no paras de darte atracones (y no de espinacas, precisamente). Que estás lesionado, que te de miedo, que no tienes dinero, que estás deprimido y desmotivado, que nadie te apoya en casa, que lo intentas pero que no puedes, que no sabes, que no quieres. Me las sé todas.
Haz lo que sea necesario.
No te estoy pidiendo que hagas CrossFit en una nave industrial de moda, ni que seas yogui en Instagram. Andar al trabajo basta. Subir escaleras. Ver la tele en la bici estática. Estar en movimiento, porque estar inactivo es estar oxidado.
Tampoco te pido que hagas una dieta estricta ni que elimines al 100% los alimentos satánicos. El gordo interior necesita sus caprichos. Sólo te pido que nutras tu cuerpo para que tenga combustible limpio.
Y si no, deja de escribirme y leerme, que el mar está lleno de hermosos peces.
Un abrazo,
Rocío Lacasa
PD: Si te comprometes de verdad a recuperarte para siempre, y poder amar tu cuerpo y tu mente, honrándoles y respetándoles, date una vuelta por mis sistemas