Con esto de la ansiedad no sirve la operación bikini.
Sabemos que las dietas express, en las que se pierde peso «fácil» y rápido, a través de polvos, jugos o drásticas restricciones no son la solución para lucir cuerpo.
Ojalá, pero no.
Una persona de 100 kilos que se queda en 70 en un mes, se pondrá en 120 al mes siguiente.
Los milagros no existen.
O si existen, mejor no contar con ellos de antemano.
Esa persona de 100 kilos puede desear que su sobrepeso sea por una extraña molécula que su cuerpo no digiere. Sólo hace falta descubrirlo y se quedará como un sílfide.
Pero lo que suele pasar es que lleva arrastrando algunos hábitos que protegen la barrera de grasa que se fue creando.
No hay transformación sin cambio de hábitos.
Su punto ideal, por ejemplo, pesar 70 kilos para siempre, se mantiene cuando hay un sistema que lo apoya.
Si sigue comiendo azúcar, chorizo y frecuentando el McDonalds, no sólo no bajará, sino que subirá año tras año.
Y puede estar un mes a base de caldo de gallina, piña y batidos protéicos.
Pero lo siguiente será que las visitas al McDonalds se doblarán en intensidad y frecuencia.
La idea es cambiar hábitos de por vida. Eso es lo que te mantiene en tu peso ideal. En tu punto de equilibrio. Introduces pequeños cambios graduales según tus necesidades, creando recetas deliciosas y cambiando tu relación con la alimentación.
Pasas de engullir a nutrirte.
Así es la recuperación de la ansiedad.
No tienes que vivir a dieta, sino empezar a nutrirte.
Ese cambio de marco mental es lo que acelera y garantiza el éxito del proceso.
Encuentra tu punto ideal visitándome aquí
Saludos,
– Rocío Lacasa