Síndrome postvacacional, astenia primaveral, disforia premenstrual, síndrome de depresión por dieta sin chocolate…
Hoy todo es «síndromeable».
Ese tipo de diagnósticos, ¿qué hacen?
¿Nos alivian («ah, bueno esto que me pasa tiene un nombre»?
¿O nos encadenan («algo va mal en mi, soy defectuoso»)?
El psiquiatra Alberto Ortiz Lobo, a quien tengo la fortuna de conocer personalmente, es un gran estudioso de la «Medicalización o Psicopatologización de la vida diaria».
En un estudio realizado en su centro de trabajo observa que la mitad de los pacientes de Salud Mental llegan con psicofármacos pautados, y los antidepresivos suponen el 42% de los tratamientos. Esto significa que una de las respuestas dada a estas demandas, en gran medida, es la prescripción de medicamentos.
Él nos habla de los códigos Z: personas que acuden a la consulta por un malestar intenso pero que no encajan en un diagnóstico de enfermedad mental.
En el CIE 10 algunos de los códigos Z son:
Z61. ….. problemas relacionados con hechos negativos en la niñez
Z63. ….. problemas con el grupo de apoyo, incluidas la separación o el divorcio
Z72. ….. problemas con el estilo de vida
Z91. ….. problemas con la historia personal de trauma psicológico
Muchas personas que me contactan son un código Z.
Es decir, tienen ansiedad, obviamente, ansiedad intensa, pero no están enfermas. Están sufriendo, tienen síntomas dolorosos, pero no están trastornadas.
La mayoría llegan con un diagnóstico de «trastorno de ansiedad/ pánico/ obsesivo-compulsivo/ de personalidad» o incluso «depresión»: Pero eso sólo son palabras que definen y agrupan una serie de síntomas comunes en no-sabes-tú-cuántas personas ahora mismo.
Tú lo que tienes es MIEDO. Un malentendido con el miedo.
Eso hace que permanezcas en alerta constante y que tu cuerpo genere estados acordes.
Como decía mi admirado Eric Berne, vamos a funcionar desde el «yo estoy bien, tú estás bien». Nada de victimismos paralizantes. No permitas que nadie te llame o te haga sentir peor, raro, débil o enfermo.
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Un saludo,
Rocío Lacasa