Hablando de muertos.
Esta mañana mi padre recibe una llamada.
Una funeraria le ofrecía una interesante promoción de tumba, corona de flores y traslado al cementerio.
Pack completo por 12 euros al mes.
Es una llamada que puede dar muy mal rollo.
O todo lo contrario.
Nos hemos reído de lo surrealista de la oferta. Pero tiene todo el sentido.
Es algo que tendrá que organizar en su momento, sí o sí.
La verdad es que no pensamos en ello en nuestro día a día, en el caso concreto de mi familia.
Es una realidad ausente.
Pero sé que hay personas que lo tienen presente prácticamente cada día.
El problema es que ven la muerte no como algo que llegará, sino como si estuviera a la vuelta de la esquina.
Hay quien lleva con ese miedo 20 años.
20 años temiendo algo que no pasa. Que pasará, sí, pero no durante esos 20 años, desde luego.
Eso hay que revisarlo pero ya.
Y comprender que se puede transformar ese miedo en una conciencia plena y aceptación tranquila.
Usándolo como un recordatorio de que merece la pena trabajar en nuestra libertad para vivir en paz.
En la Antigua Roma, cuando un general desfilaba por las calles tras una victoria, un siervo le seguía y murmuraba «Memento Mori».
Recuerda que morirás.
Así se encargaba de recordarle sus limitaciones como ser humano, para impedir que con soberbia actuara como un dios omnipotente.
Según cómo integremos el Memento Mori en nuestra mente, puede impulsarnos o limitarnos.
Es un tema que hay que mirar cara a cara, puesto que detrás de muchas ansiedades hay un miedo a la muerte muy primario y visceral.
En mis sistemas te ayudo a vivir con la paz que mereces pulsando aquí
Un abrazo,
– Rocío