R-E-S-P-E-T-O

Entiendo que haya gente que cuando le digo que soy psicóloga me conteste «uy, no me psicoanalices».

Porque lo hago, por defecto.

Es la típica broma que me hacían cuando ligaba, sabes.

Te lo digo porque no puedo evitar pasar por el colador psicológico todas las respuestas que recibo a mis emails.

Uno que ha recibido muchas es el de «El Más Allá Viene a Verme», en el que cuento que mi hija «habla» con mi difunta abuela Teresa.

Yo parto del hecho de que es una fantasía.

Pero en ningún momento me cierro a que haya algo más ahí. Simplemente no lo sé.

El caso es que ha habido reacciones variadas:

  • Eres una ignorante, y tú te haces llamar humanista, me río yo…
  • Rocío, quién sabe, prueba a preguntarle algo que ella no sepa sobre tu abuela
  • No tiene ni idea de lo que habla, su hija sí está abierta, no como Usted, no la condicione
  • Dicen que los niños tienen una sensibilidad especial, ojalá sea cierto y sienta el amor de su abuela.

Y un largo etc.

Verás que hay dos tipos de respuesta, que tienen el mismo mensaje:

«Puede haber otra explicación».

Unas desde la agresividad y la amenaza, otras desde la humildad y el diálogo.

Hay a quien le señalas la luna y te mira el dedo. Es decir, era lo de menos esa parte del email.

Ahí es cuando recordamos que uno crea su realidad, según en lo que ponga su atención y desde dónde la filtre.

Unos se quedaron con mal sabor de boca, otros se animaron a comentar conmigo desde la curiosidad.

Las dos reacciones me parecen bien, las agradezco, las respeto, no me producen nada más que apertura, pero sí percibo que unos de ellos sufren al hablar y los otros no.

Mira, todo lo que comparto no es una verdad universal.

Porque la única verdad es la que verificas en tu experiencia.

Cierto es que ya miles de personas han verificado lo que cuento en mis sistemas y aquí, y eso lo hace digno de ser compartido. Tiene de ciencia, de psicología, de arte y de filosofía. Yo sólo trato de compartir lo que he verificado que funciona.

¿Siempre?

No.

Muchos me escriben pidiéndome garantías, con preguntas tipo «¿cómo me aseguras que a mi me va a ir bien?», «¿por qué tengo que confiar en ti?».

Y yo qué sé si a ti te va a funcionar.

Yo no tengo el ingrediente clave. O sí, pero eres tú el que ha de encender el horno y esperar a ver cómo sube el pastel.

Ya sabemos que a cocinar se aprende cocinando, no viendo programas de recetas.

Sólo podrás confiar en que la empanada sale buena si pruebas a hacerla.

Comprobarás si le faltaba sal o unos minutos más de cocción.

Mi consejo, desde el amor que siento por ti, es que te abras a experimentar, a amar, como antídoto contra el miedo.

Tienes todo mi apoyo y mi confianza. Si han tardado en llegar las respuestas, es porque necesitabas aprender algo. Si has sufrido es porque necesitabas despertar. Tocar fondo abre los ojos.

Si quieres conocer lo que llevo años compartiendo y comprobando con personas como tú, puedes hacer clic aquí

Un abrazo,

– Rocío

PD: El título es en honor a Aretha Franklin, recientemente fallecida, y su canción Respect. Honremos a los fallecidos.

Consejos para transformar tu ansiedad basados en la experiencia

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