Convivo con la muerte.
Está presente en mi vida igual que los pañales o la alarma del móvil.
Y eso es un lujo.
Muchas persona me escriben, cada día, hablándome de su miedo a morir.
Es el GRAN MIEDO.
El miedo por excelencia.
El miedo universal.
¡Y se habla tan poco de ello!
Cuando me apunté a un curso de cuentos, para aprender a analizarlos y escribirlos, el primero que me asignaron fue Pequeña Parka.
La portada es una calavera, que lleva una guadaña. Representa a la señora muerte.
«Hablar a los niños de la muerte con naturalidad, como un cuento, me gusta», pensé.
Porque a mi nadie me explicó nada. Osea sabía que la gente muere, me contaban que iban al cielo y todo eso. Pero en realidad era una especie de tabú. La conspiración del silencio, lo llaman.
Llegué a trabajar a la Asociación Española Contra el Cáncer, con pacientes paliativos, sin ni siquiera haberme parado a pensar sobre mi propia muerte.
Parece que olvidamos lo inevitable:
La buena noticia está asegurada.
Sólo ignoramos cuándo llegará.
Querer negarlo, o no aceptarlo, es la lucha más absurda del ser humano.
Derrota pactada.
Hoy me doy cuenta de que la conciencia de muerte es el mayor estimulante para vivir.
Aceptar mi muerte me hace estar más viva que nunca.
Por eso tengo un enorme interés en que veas la charla que he tenido hoy con Begoña de Cevallos, autora de Tras la Mariposa Azul.
Si te enfocas en ello, te aseguro que muchas de tus ansiedades desaparecen.
Un fuerte abrazo,
– Rocío