El sábado murió mi abuela.
Hasta siempre, queridísima Teresa Marañón.
Una institución en mi familia.
El domingo la enterramos en el cementerio. Cuando lo vives conscientemente, es impactante.
La vida… la muerte… la naturaleza… el destino… el sentido…
Unos llegan, otros se van.
Sólo queda la aceptación.
Llevaba meses preparándome, pero el duelo comienza en ese momento.
Mi mente me ofreció dos caminos por los que pasear:
- Irme hacia los recuerdos bonitos con ella, agradecer el tiempo juntas, valorar que murió en paz, pensar que siempre la tendré presente, viva en mi memoria…
- Lamentarme de no haberla podido ver la última semana, pensar que mis hijas no la recordarán porque son pequeñas, recordar su imagen deteriorada en la cama, decirme que la vida es dura e injusta…
Indudablemente, cada camino te conduce a un ánimo u otro.
Sé que a veces no es tan fácil como simplemente decirle a tu mente que piense en positivo. Sé que hay pérdidas muy duras, que son aparentemente menos naturales y más injustas que la de un abuelo.
Hay veces que parece que las emociones secuestran los pensamientos, como si no tuvieran control.
Pero siempre hay un punto de decisión.
Puede llegar antes o después, pero llega.
Tu mente puede tender a ir hacia la izquierda o hacia la derecha. Eres tú el que le das el último OK.
Esto tiene su práctica, y sus pasos a seguir.
Si no piensas en positivo la mayor parte del tiempo no es porque no quieras. Lo último que deseo es que te sientas culpable. Como si te encantara estar así…
Lo que sí quiero transmitirte es que, con las técnicas adecuadas, tú puedes decidir cómo quieres sentirte, momento a momento.
Es como coger la punta del hilo y empezar a tirar, para deshacer los nudos que la ansiedad ha creado en tu mente.
Si no quieres depender de lo que pase fuera para sentirte en paz por dentro, visítame en https://hermanoslacasa.com/sistemas/
Un abrazo,
Rocío Lacasa