Ahora en mi mundillo está de moda el “trans-diagnóstico”.
Viene a decir que la mayoría de seres humanos compartimos los mismos sufri-mientos.
Que en el fondo, una persona con ansiedad, una persona que bebe o una persona que tiene mala relación con la comida, manifiestan lo mismo de distintas maneras.
¿El Rey de las causas que nos mantienen en el sufri-miento?
Pretender que la vida sea como ni es, ni será jamás. (¿Jamás? No sé, quién sabe lo que nos depara el futuro).
Por ahora, esto es lo que hay.
No podemos predecir el futuro y no podemos cambiar el pasado.
Eso es pretencioso.
Sí podemos cambiar cómo nos relacionamos con esas dos realidades.
Eso es asequible.
Los intolerantes al gluten dejan de comerlo y arreglado.
Pero los intolerantes a la incertidumbre o a la frustración, no tienen esa solución.
¿Qué tienen que hacer entonces?
Darse cuenta de cómo tu cerebro, el cerebro, crea conversaciones “tipo queja”, “tipo lamentación”, “tipo culpa”, “tipo control”, «tipo pretensión de adivinación».
Ya no te digo que deje de hacerlo, no, no. Darse cuenta es suficiente.
Pero un darse cuenta DARSE CUENTA.
Despertando ante el pensar.
Salir del reality show por un momento.
Soltar, momento a momento, la necesidad de saber.
La necesidad de controlar lo que es incontrolable.
Puedes centrarte sólo en eso y tu realidad cambiará drásticamente.
Céntrate si quieres sólo en eso.
¿Cómo?
Sintonizando con tu pensar, como te digo, momento a momento.
Dándote cuenta de los trucos de la mente y observando el mecanismo que hay detrás.
Y es entonces cuando la vida empieza a ser divertida y gozosa.
Un abrazo,
– Rocío
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