Te propongo un juego.
Como toda propuesta, puedes aceptarla o rechazarla.
Bien, ¿te acuerdas de mi problemita que lleva un tiempo rondando mi cabeza? (lo conté en anteriores emails)
Lo acepté.
Funcionó.
Pero no del todo.
Acepté que no lo acepté y que tenía que seguir aprendiendo algo.
Después agradecí.
También funcionó.
Pero el problema volvió.
Cuando digo volvió, es que de alguna manera sigue generándome frustración, algo de tristeza.
Lo cierto es que, por otro lado, estoy entusiasmada por esperar qué tiene que enseñarme. Lo tomo como un aprendizaje. Sentimientos encontrados.
Episodios como éste me han hecho ser quien soy, y hoy son tesoros divinos, aunque en su día parecieran castigos.
Y mi pregunta es,
¿Cómo puedes ayudarme?
¿Qué podrías decirme para que me sienta en paz con ello?
Pistas:
– Implica a otra persona
– Yo creo que he actuado bien, pero ¿qué es bien y qué es mal?
– Hay emociones en juego
¿Para qué todo esto?
Para que sigas aprendiendo a ser tu propio terapeuta, y al ayudarme a mi, te estés hablando a ti.
Reglas del juego:
– No puedes hacerme preguntas sobre el «problema»
– Puedes decirme palabras u otro tipo de respuestas
No es que quiera terapia gratis. Ni que necesite sentirme diferente. Todo es perfecto tal y como es.
Sólo quiero demostrarte que tú ya tienes todas las respuestas. Sólo falta creérselas.
Un abrazo,
– Rocío
PD: Si quieres aprender todo lo que necesitas sobre tu recuperación, para hacerlo tuyo y ser un ejemplo para los demás, te invito a que pulses aquí