Sufrir es discutir con la realidad.
Uno sufre cuando hay una serie de circunstancias externas, personas, cosas…
…o cuando hay una serie de experiencias internas, pensamientos, sentimientos, comportamientos….
…. que calificamos como “malas” o “incorrectas”.
Uno sufre al juzgar esa realidad externa<>interna como algo que no debería ser así.
Desde ahí, desprecia su realidad.
Y cuando uno desprecia y lucha contra su realidad, suele salir perdiendo…
Se sitúa en lugar confuso: queriendo, exigiendo estar donde aún no existe. Como si estuviera ahora en el lugar o estado equivocado.
Así, presupone que hay otra realidad que podría estar sucediendo ahora mismo.
Y eso es una ilusión mental.
No es posible.
¿Puedo cambiar mi realidad cambiando mi pensamiento sobre esa realidad?
Sí, partiendo de saber qué estoy pensando ahora.
A veces parece que hubiera un mundo paralelo, otro mundo posible en el que sucede lo que quieres.
Donde todo en tu vida es exactamente lo mismo, menos esa cosa que quieres cambiar. Un estado, una emoción, un comportamiento, tuyo o de otro…
En ese universo mental paralelo, todo es igual menos aquello que quieres cambiar. Y te enfadas porque no se esté manifestando ese universo donde está pasando eso que deseas.
Caes en una ilusión, porque la única realidad a la que tenemos acceso es esta.
Tal y como es aquí y ahora. Momento a momento.
Puedes volver a apreciar lo que está pasando en esta realidad y aceptarla, a medida que entiendes que ahora mismo no puedes cambiarla, a no ser que, y hasta que, te relaciones poderosamente con lo que está pasando.
Por ejemplo, si una persona, tu padre, tu pareja, tu hijo, no se comporta como tú quieres, no basta con desear o imaginar o exigir que lo haga o que cambie. Primero acepto la realidad de que eso pasa.
“Esto es la verdad en esta realidad.”
Basándote en esa realidad, puedes crear un compromiso, una propuesta, una invitación a ti o al otro para cambiar.
Pero no podemos crear esa realidad si estás engañándote a ti mismo, desconectándote de lo que es, pensando que hay ahora mismo una realidad paralela donde estaría sucediendo YA lo quieres y que puedes llegar ahí mágicamente, a través de enfadarte, frustrase o quejarte.
Cuando sueltas la resistencia ante lo que es, comienza el baile.
Que te guste o no lo que está sucediendo, no te suele ayudar a cambiarlo. Aunque a veces lo parezca.
Ponerle un signo positivo o negativo no cambia nada.
No puedes crear un compromiso de cambio para que suceda lo que anhelas hasta que aprecies el estado actual de la realidad.
Desde ahí, creas un puente que va desde aquí, hasta la versión de la realidad que quieras que ocurra.
Si tienes un mapa de Google en el teléfono y quieres ir a un restaurante nuevo, escribes la dirección. Inmediatamente, aparecen dos puntos.
Uno marca donde estás y el otro donde quieres llegar.
Y la aplicación dibuja una ruta del camino más rápido.
Primero tienes que tener claro dónde estás ahora, de dónde partes, para poder llegar.
Sé consciente de dónde estás ahora y relaciónate con ello de manera plenamente consciente.
Tenlo todo lo claro que puedas, para encontrar una ruta que llegue a ese nuevo lugar.
Frecuentemente nos quejamos, nos frustramos, negamos nuestra realidad en un intento de cambiarla, deseando estar ya en otro lugar del mapa. Parece que esas actitudes te van a sacar de donde estás. Cuando esa actitud de rechazar o resistir no nos lleva antes o más rápido. El camino ha de hacerse. Desde aquí hasta ahí, paso a paso.
Trata de encontrar la utilidad, la belleza, la inteligencia, incluso la neutralidad, de tu estado actual. Conectar con ello te dará más claridad para saber cómo y hacia dónde seguir moviéndote.
Para hacer un cambio tienes que empezar por algún sitio, ¿no?
Pues este es el único desde el que puedes partir.
Ama lo que es tal y como es.
Hay muchos procesos mentales que son contra-intuitivos. Sin darse cuenta, uno se dejó llevar por ellos, y por eso no conseguía cambiar. En nuestros sistemas te acompañamos a detectar los trucos que nos mantuvieron perdidos en el mapa, sin saber siquiera que había un mapa.
Rocío
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