No te asustes, no me he fumado nada.
Sólo estaba recordando cuando conocí a Octavio Aceves.
Por si no le conoces es un vidente argentino, famoso en España.
Me invitaron a una sesión en su casa.
Entre otras cosas me aseguró que iba a tener 3 hijos (chicos) y que me iba a casar con un médico que practicaba o había inventado una técnica novedosa.
Para inventos el suyo. Porque no adivinó nada.
Espera.
¿No será que el hecho de ir aquel día dio un giro irremediable a mi destino?
Nah.
Reconozco que me encantaría creer.
Creer que se puede predecir.
Que se puede controlar.
De vez en cuando escucho los canales de tarot en la tele o en la radio (llámame rara). Me divierte analizar cómo manejan y guían las conversaciones.
Me da mucha ternura /rabia escuchar a madres desesperadas, amantes devastadas y pensionistas arruinadas, que buscan calmar su ansiedad con futuros extraídos de una combinación de cartas.
No entiendo nada de astrología o tarot, si alguien está en desacuerdo y quiere ilustrarme, aquí estoy.
Pero de lo que sí entiendo es de la mente humana.
Tenemos ansia por predecir y controlar. Y podemos agarrarnos a un clavo ardiendo con tal de alimentar a la bestia. Le damos un caramelito, pero al rato vuelve a tener hambre.
Este es otro de los combustibles de la ansiedad.
Pretender que la realidad es distinta de lo que es.
Pretender que podemos predecir y controlar.
Pretender que el universo se adapte a ti y no al revés.
Creemos que la ansiedad requiere soluciones complicadas cuando la solución está en simplificar. En aceptar y soltar.
Dale a tu mente lo que necesita para dejar de crear tensión constante. Te cuento más en hermanoslacasa.com/sistemas/
Por tu libertad,
– Rocío.