Una parte de mi se alegra de que estés aquí.
Hay otra que no, porque eso significa que tienes ansiedad. Ojalá no la tuvieras. Ojalá se vaya pronto.
Pero que estés aquí significa que estás encontrando soluciones.
Muchas personas llegan a mi con un motivo de consulta «X». No duermen, han terminado una relación de pareja, han tenido un «susto» en el trabajo…
Pero muchos de ellos no identifican su ansiedad de fondo.
Ese es el auténtico motivo de consulta.
Su ansiedad está condicionando cada decisión que toman.
Cada decisión que no toman.
Cuando vives con ansiedad crónica llega un momento que pasa desapercibida. Te haces a ese estado y vas viviendo. A medias, pero viviendo.
Nadie muere de ansiedad.
No sé si conoces el experimento de la rana cocida.
Tienes dos recipientes con agua y una rana. Calientas uno de los recipientes hasta que hierve y el otro lo vas calentando muy poco a poco. Cuando metes a la rana en el agua hervida, con las burbujas a pleno rendimiento, pega un salto como loca para salir de ahí. Cuando la metes en el agua fría, en cambio, se mueve cómodamente y se va adaptando a la subida de temperatura gradual.
Tanto se adapta que acaba cocida.
Muchas personas están sobreadaptadas a la ansiedad. Prefieren seguir así que sentir el vértigo que supone cambiar. Entonces, no miran.
Les pregunto qué tal duermen, cuáles son sus pensamientos, qué sienten, qué hacen que no les gusta y qué no hacen que les gusta. Y les digo «¿te das cuenta?»
Otras personas tienen clarísimo que tienen que cambiar. El agua quema, se dan cuenta y quieren salir. Pero necesitan que alguien les ayude a encontrar la escalerilla.
Sea como sea, te felicito por estar aquí y te animo que vayas a por todas. Visítame haciendo clic aquí
Saludos!
Rocío Lacasa