Tu curación está a la vuelta de la esquina

El otro día volví a ver una viñeta que me encantó.

Define muy bien la experiencia de personas con ansiedad en fase de recuperación.

Sale un hombrecito en un túnel estrecho cavando hacia delante. Deja tras de sí un largo recorrido dándole al pico y a la pala.

Él no sabe cuánto le queda para salir del túnel. Pero tú, desde fuera, puedes ver que está a punto, a punto, de llegar.

A punto de ver la luz.

Decía algo así como: 

«Nunca te rindas. No sabes lo cerca que estás de conseguir tus sueños».

En mi experiencia he podido observar dos tipos de curación:

– Una sucede gradualmente. Te vas sintiendo mejor, poco a poco, vas teniendo momentos mejores durante el día, luego días mejores, puede llegar otro malo, dos malos, pero más leves, y otro bueno… La claridad llega como a cámara lenta, pero llega. Como cuando observas las nubes y te das cuenta de se están moviendo, despacito, aunque no puedas ver el viento que las empuja. 

– La otra es espontánea. Te despiertas un día y te das cuenta de que te sientes bien. Te sientes como antes. O mejor. No-hay-síntomas. Tienes ganas de hacer cosas. Ganas de vivir. Es como ir al cuadro eléctrico de casa y subir los plomos que se había fundido. Se hace la luz. 

Ambas requieren que sigas cavando.

Y cavar no significa hacer cosas difíciles, pesadas, sudando, con mucho esfuerzo. No significa forzar, ni leer 40 libros más, ni gastarte fortunas en terapias, ni doblar la medicación.

A veces significa dejar de hacer. No hacer nada.

Soltar necesidades asfixiantes.  

Necesidades innecesarias.

Venga, dale un poquito más.

Confía. 

Un abrazo,

Rocío Lacasa

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Consejos para transformar tu ansiedad basados en la experiencia

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