¿Qué piensas de tu ansiedad?
¿Cuánto confías en tu capacidad de recuperación?
Medita sobre ello, porque donde creas que puedes llegar va a facilitarte o dificultarte el camino.
Las conclusiones que saques serán creencias.
Y como tales, son una opción, una versión de la realidad.
Y como tales, puedes decidir si quedártelas o cambiarlas por otras más útiles.
Lo has hecho mil veces.
El hecho es que millones de personas se han recuperado.
¿Por qué vas a ser tú diferente?
Confieso que al principio de mi carrera, con 22 añitos, veía a gente que estaba tan mal, que ni yo misma creía que pudieran cambiar.
Mi padre siempre me decía «la gente no cambia». Una de sus frases estrella.
Los psiquiatras me decían «caso perdido». Algunos lo decían con el símbolo del dólar en los ojos.
Dos creencias que influyeron en mis creencias.
Pensar lo contrario me resultaba un tanto naif, ingenuo. Me quería hacer la mayor. Creía que cuanto más pesimista, más profesional.
Absurdo.
Además, veía cómo las técnicas clásicas no estaban funcionando con mi hermano, cada vez más nervioso, ojeroso y tembloroso.
Y puede que, inconscientemente, se lo transmitiera a mis pacientes.
Porque no es lo mismo decir «si te recuperas…» que «cuando te recuperes».
O «tienes un trastorno de ansiedad crónico» que «estás viviendo un malentendido de ansiedad».
Con el tiempo, la experiencia y otros modelos, fui adoptando nuevas versiones de la realidad.
La gente sí cambia, la gente mejora, la mente es flexible, el cuerpo sabio y agradecido.
Confía en ello. Decide creer en ello.
Como dijo Virgilio (o a saber quién porque un profesor universitario de Historia me contó que la mitad de las citas están mal atribuidas), «pueden porque creen que pueden».
Si uno cree que no puede, no puede.
Transmite a su sistema nervioso una orden que cierra caminos que estarían abriéndose de forma natural gracias a la confianza.
Cuando te abres a la posibilidad, llegan las respuestas.
Hay quien, guiado por la ansiedad, usa el mecanismo de ponerse en lo peor porque teme desilusionarse, frustrarse o fallar de nuevo.
Es un truco mental secreto que alimenta el malentendido.
¿Quieres conocer cómo trucar tu mente hacia la recuperación segura?
Te cuento en mis sistemas, haciendo clic aquí
Yo creo en ti, ¿tú?
Un abrazo,
– Rocío