Quien lleve un tiempo siguiéndome sabe que desaconsejo los foros de ansiedad.
Si no están moderados por un profesional y no siguen unas directrices básicas, son un vertedero de miedos locos e histerias pasajeras colectivas.
Tuve un foro en Facebook y recuerdo que no aprobaba algunos comentarios.
Del tipo ataque de nervios in the middle of the night. Lo último que quería era el efecto contagio.
Se lo explicaba a la persona por privado. Y la mayoría de las veces, ya en calma, me lo agradecía.
Bueno pues ayer un cliente me decía que le había venido genial meterse en un foro en plena crisis.
Ok, está bien, no pasa nada.
Pero…
Pan para hoy, hambre para mañana.
Una monedita para la ansiedad.
Tiene un síntoma físico que le preocupa, un dolor de pecho que asocia con un inminente infarto.
Entró para confirmar que no era nada. Y se alivió.
No es algo nuevo para él. Es decir, ya tiene muy trabajado que esa sensación es perfectamente segura y que puede confiar. Es muy consciente de que tiene trucos tramposos para calmarse (foros, llamar a un amigo que le diga que no es nada, ir a urgencias). Trucos que en realidad alimentan el miedo.
Algunas veces, consigue calmarse sin caer en ellos, otras, se rinde.
Así son las conquistas.
Simplemente necesita ir ampliando las situaciones en las que se demuestra que puede confiar sin necesidad de confirmación externa, dándole el mensaje a su cerebro de que tiene el auténtico control.
Ha progresado mucho. Si antes iba al médico nada más sentir un síntoma «raro», ahora gracias a las técnicas y a su actitud, es capaz de dejarlo estar. Incluso olvidarse. Fortaleciendo la confianza en su propio cuerpo.
¿Que todavía hay un día que va al médico para quedarse más tranquilo y asegurarse de que no es nada?
Oye, una de cal y una de arena.
A la ansiedad, o más bien, a la amígdala, hay que conquistarla. Ir convenciéndola con paciencia y astucia.
No desde la lucha, sino desde el amor, desde la seducción incluso.
Vas comiendo terreno y deshaciendo los trucos que creó que instalarse.
Lo más más más importante es darse cuenta de cómo y cuándo operan. Si alguna vez cedes, simplemente date cuenta, y sé compasiv@. Lo segundo más importante es ir cambiando el patrón. No de golpe, sino poco a poco, al ritmo que marques y necesites. Te lo cuento con detalle aquí, haz clic.
Un abrazo,
– Rocío