Mi hermano es mi conejillo de indias (palabras suyas).
Siempre estamos investigando nuevas formas de acelerar y potenciar tu recuperación.
Él sale a investigar por ahí en sus viajes de aventura. Yo en cambio soy la “científica de laboratorio” que practica aquí con mis clientes (ya me gustaría irme con el pero con una hija de 2 años y otra recien nacida, poco puedo hacer).
Entre uno de nuestros experimentos, está meditar 100 horas en 10 días. Hoy te voy a contar un aprendizaje que tuvimos.
Hace unos meses, Íñigo fue a un retiro de meditación Vipassana.
Estuvo 10 días sin hablar.
Meditando sentado 10 horas cada día.
Sin hablar con nadie (a pesar de que había otras 100 personas).
Fue una experiencia dolorosa y reveladora al mismo tiempo (dolorosa más que nada porque llego a sentir que le iban a explotar las rodillas… de estar tantas horas sentado con las piernas cruzadas).
Vipassana es una de las técnicas de meditación más antiguas de India. Inventada por Buddha hace miles de años. Es la más usada por científicos alrededor del mundo porque no implica ninguna creencia metafísica o mística.
Simplemente observar las sensaciones corporales.
Nada más.
Sin imaginar colores, figuras o chakras.
Sin repetir mantras o afirmaciones.
Sólamente sintiendo el cuerpo. Nada más.
Los tres primeros días estás centrando toda tu atención en cómo la respiración entra y sale por la nariz.
El resto de días, mientras meditas, haces un escaner de pies a cabeza y de cabeza a pies, recorriendo todo el cuerpo mientras sientes cualquier sensación.
Sin pensar en la sensación. Sólo notándola.
Si la sensación es agradable, no intentas que permanezca.
Si la sensación es desagradable, no intentas que desaparezca.
Durante el retiro, tenías la opción de hablar con el profesor una vez cada día durante cinco minutos (el único momento que te permitían hablar).
El caso es que sólo necesitó una pregunta… porque la respuesta del profesor disolvió inmediatamente todas las demás.
Íñigo: “Llevamos tres días poniendo la atención en las sensaciones… ¿No se supone que el objetivo también es darme cuenta de que no hay ego?”
Profesor: No pienses en espiritualidad ni conceptos. Sigue llevando tu atención a la sensación. Sensación, sensación, sensación.
Quiso respetar la técnica Vipassana y dedicó el resto de días a…
Sentir, sentir, sentir.
A veces damos demasiado importancia al pensar. Creemos que ahí está la solución. Pasamos el día arriba en la cabeza. Cuando el cuerpo también tiene respuestas reveladoras.
El problema llega cuando la mente anula esos mensajes de paz.
Por eso el primer módulo de mi nuevo curso online – Estrategias Avanzadas – trata en profundidad sobre la meditación Mindfulness. Aunque no se queda ahí. Saber sentir, para controlar tu mente, sólo es el principio.
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